martes, 29 de abril de 2014

MALLARME

A los quince años escribió "Sensation"; a los diez y seis había descubierto las posibilidades en los versos que se apartaban de la estética y, adolescente aún, casi un niño, había creado el imperecedero "le bateau ivre"(el barco ebrio), aquella sinfonía fantástica de palabras febriles. Y medio en broma, medio en serio compuso sin darle importancia un soneto sobre el color de las vocales, que se conserva hasta hoy como el evangelio de los artistas. Creaba sin preocuparse. Sus versos fueron coleccionados y publicados por sus amigos, excepto "Une saison dans l´enfer"( una temporada en el infierno) que editó él mismo en Bruselas, aunque al día siguiente mandó destruir todos los ejemplares; unos cuantos se salvaron por pura casualidad, unos cuadernitos magros, sucios, impresos en papel ordinario. La poesía significaba un modo de liberación, una válvula de descarga para su exceso de vitalidad. Primero arrojó lo excesivo en poesía, luego con las mujeres y más tarde en sus viajes. No lo consiguió. Cometió desatinos, se precipitó en todos los países como evadiéndose de una prisión. Fue precoz, iracundo, brutal, con visos de atleta, de una energía sorprendente aunque sin continuidad. Siendo pareja de Verlaine, (poeta maduro, casado y con hijos) el bellísimo adolescente con cara de ángel, actuaba como marido infernal y Verlaine, como el soñador energizado por el fuego que devoraba su pareja infantil. A Rimbaud nada le fascinaba: el sentido familiar era una necedad de ataduras; tiraba por la borda el patriotismo, el orgullo cultural. El arte lo consideraba como un modo de trabajo libre de la estética y de compromisos convencionales; dominó la poesía por la fuerza., sin escuela ni estética -edificada por millares de predecesores- se derrumbó como un castillo de naipes. En esta libertad se forma su obra poética, autóctona, germánica y bárbara; irrumbe en la cultura gálica, como los pueblos jinetes durante los tiempos de la migración. Esta emancipación de todos los conceptos es la condición previa de su magnitud. Por supuesto se añade un talento único. Los ve, los oye, los saborea, los huele y se adentra en la poesía; devora los versos y los consume absorbiendo su esencia, sus más finos matices; todo se resume con tanta intensidad que absorbe las impresiones de los sentidos y se extravían sus cualidades; perfumes, colores, todo se confunde y ya no existe el saber sino la sorda sensación del instinto estimulado que Rimbaud en alcanza el límite de la perfección. No escribió para libros de arte, únicamente quiso descargar su tensión interior y es natural que tal desenfreno, tal abundancia de expresión hiciera explotar la forma tradicional del verso francés. A los quince años utiliza el alejandrino para luego apropiarse del ritmo de los nuevos metros. La rima salta ásperamente y derriba la forma trizándola primero en la asonancia, en la libertad de la rima y luego atacándola con una melodía agitada. Su poesía es dionisíaca. Liberado de la cultura es el balbuceo de los sonidos primitivos en forma rapsódica o a modo de sermón. La fuerza lingüística de este poeta llega a lo grandioso, los conceptos irrumpen con un esplendor jamás escuchado. Las palabras se renuevan electrizadas; saltan, de modo inesperado, sorprenden y fascinan. Son palabras extraídas la mayoría de las veces de la ciencia, a menudo inventadas. Hay mil ejemplos, uno en cada estrofa: " la reine aux fesses cascadantes" " le cour fou robinsoné"," les insultes ilyphaliques et pioupiesques"; no existe una traducción posible; son conceptos y verbos inventados, aunque de una sonoridad asombrosa. La Academia todavía no los ha incorporado al diccionario; tampoco las ha rechazado en su obra. Durante tres años llevó a cabo obras inauditas a la edad de un puber adolescente. A los quince, repito, escribió "Sensation, espléndida poesía; a los diez y seis compuso "les chercheuses de pous" (las buscadoras de piojos) de una belleza diabólica, perversa. Los ritmos cada vez más airados, cada vez más violentas las fantasías. Rimbaud abandona la poesía a los diez y seis años. Abandona también Europa. Llega hasta el magnífico Oriente. Muere joven, en la calle, en Marsella solo y completamente ebrio. Su visión solamente se comprende con la posteridad. Uno queda atontado, tambaleando bajo los embates de las imágenes febriles pero así se realizan su íntimo deseo: ser un vate, un mago que encuentra los sueños del futuro. El los adivinó. Su existencia a posteriori reveló en "le bateau ivre"lo que había revelado sus poesías anteriores. Es una de las últimas . Como el arte era demasiado estricto para permitir estas explosiones de lo indecible, abandonó la poesía; la arrebató primero, la violentó y la tiró como inútil. Superó las últimas ilusiones antes de que los otros osaran pensarlo y terminó borrando su fórmula. Si la biblia admite "que en un principio fue el verbo", también Rimbaud, con rasgos férreos admite que "en el principio fue la acción". Bibl. Sweig, Stephan, "Rimbaud, ensayo de la PASION CREADORA.

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