martes, 2 de octubre de 2018

libros de poesía

LIBROS DE POESÍA




POEMAS AGÓNICOS



NO TE HA DE SALVAR

No te ha de salvar, no,
aquello que tu pasión teme:
-Eres centro de tu propio laberinto-.
No te ha de salvar la agonía
de los otros, al declinar la tarde.
Polvo ha de ser el concepto escrito
por tu mano
y el verbo emitido
por tu boca.
No habrá lástima en el Cielo.
Y el silencio de Dios es infinito.

RECORDARTE DURMIENDO

Recordarte durmiendo
es un acto común y cotidiano.
Es imponer entonces tu silencio
a mi alma incandescente de dolor.
Es pensar que soy “nadie” ni “nada“,
ya que tú finges “no verme ni sentirme”.
Es inquietar mi eternidad
de zozobras y pesares.
Es darle al tiempo un vacío
e infamar mi nombre en el olvido.

DESTEJER EL UNIVERSO

Destejer el universo.
Quiero olvidar mi nombre
mis abuelos y mi sangre,
mi pasado -la cultura
los estudios- los caminos
las causas y tabúes
las sonrisas ficticias
y lo que es peor aún: lo que amo.
Destejer el universo.
Olvidarte un día,
sentir que no existes.
Desandar el recuerdo,
desollar el olvido
Saber que no fuiste.
Y recuperarme entonces
tejiendo yo el presente.

ME RESIGNO A LA JUSTICIA

Me
 resigno a la justicia.
Bajo la luz de la costumbre
muchas dan su vida y los dioses
los acogen tiernamente.
Yo erré oscura el camino que odio:
renuncié a mi honor
traicionando a los míos
a mi familia y a mis hijos;
compré la amistad de los más cautos
y abolí la ley del Cristianismo.
He ejecutado un acto irreparable
He establecido un vínculo
con tu alma.

DESPUÉS

Después…
No sé qué pasará
con tu ternura
y mis ansias de amarte
todo el tiempo.
No sé qué pasará
con tus caricias
y los besos
y el silencio
y nuestra risa.
No sé qué pasará
con el primer instante
de tu ausencia
ni con todo este caudal
de gran angustia
que gemirá tu nombre
en el desierto.
No sé que pasará
la noche
la tarde
el día que te vayas y no lo advierta.

TERAPIA

En algún lugar del mundo está la Puerta,
aquélla que no abriste,
aquélla que persiste entrecerrada
a través de tu destino,
como lápida inclemente y asesina.
No te acerques con tu ofrenda inconclusa
a esta puerta -que es de plomo-.
No es pregunta ni respuesta
de las puertas que elegiste no pasar.

SI ES VERDAD

Si es verdad que
el concepto es arquetipo del objeto,
n las letras de tu nombre está mi vida
y en el amor, el sentido de mi nombre.

LA TARDE

La Tarde ha muerto.
Siento angustia y frío.
Un oscuro laberinto
me sonríe
invitándome a resolver
mi enigma.
Otras tardes se suceden
a otras noches,
en abismos infinitos
sin ternura.

HAS PERDIDO LA MEMORIA

Has
 perdido la memoria.
No reconoces ni mi voz
ni el latido ágil
de mi alma errante.
Has olvidado
inolvidables cosas.
Incluso mi pasado,
sobre el cual me inclino.

OBJETOS

El Citroen, el amor, los cigarrillos.
El bermejo portafolio, las caricias,
el oscuro laberinto de tu risa,
el llavero, el breve tiempo
de la ausencia y los adioses.
Tus ganas de alejarte y de quedarte,
la indecisión continua de tus dudas.
La solución final, abrupta, escueta,
la pasión consumida en un suspiro:
mi discurso, tu reacción y nuestra muerte.

DESCUBRÍ OTRO CALOR

Descubrí otro calor
en los minúsculos rincones de tu cuerpo.
Descubrí un lenguaje nuevo -al lado tuyo-
en la forma de callar
y de mirarme
y en la forma de plasmarme
tu ternura.
Descubrí que odio el tiempo
y el espacio;
que deseo amanecer
junto a tu alma.
Que puedo acercarme al Infinito
con la sola presencia de tu beso.
Y que no me importa “ser”
sino que “sientas”
con la misma intensidad
que yo te siento.

EN MI MENTE ESTÁS TÚ

En mi mente estás t
 ¡Y tú me olvidas!
Nuestros cuerpos se acoplaban
en silencio.
Nos tuteábamos al sol
de piel a piel.
No recuerdo tu íntegra
presencia:
memorizo el nombre,
la palma de tu mano
tu voz y tu cadencia.
En el cielo arderá
sin un gemido
lo mucho que perdí,
que estoy perdiendo

NO VUELVAS A MI CUERPO

No vuelvas a mi cuerpo
por las piedras antiguas.
Imagíname muerta,
-lejos tuyo-
en los confines de los otros,
en dimensión ajena
A tu pasión y a mi olvido.
Mi alma caerá entonces
de rodillas,
recordando solamente
aquello que amo.

NO PUEDO

No puedo agradecer ni los días
ni las noches que me esperan con tu ausencia.
No puedo agradecer las razones
que me llevan y me alejan de tu lado.
No puedo agradecerte la agonía
de este caos que soy y tú no adviertes.
Ni puedo agradecer la despedida
de aquel beso que me diste y no recuerdas.

NOSTALGIAS

Recuerdo el ámbar cristalino del almíbar,
las violetas, los jazmines y las rosas.
Recuerdo un do profundo en el aljibe,
el mensaje que me habías obsequiado,
nuestros ojos y su encuentro,
el punto culminante del deseo
la asfixia de sentirse solitario
los faroles orientales de las citas
el tiempo breve, tu voz y la distancia.

DENTRO DE TU CORAZÓN

Dentro de tu corazón
queda el silencio
y la espina de haberme
acariciado.
He sido un sacrificio
inútil.
Tienes la obligación
de amarme.

MAS ALLÁ

Más allá del azar y de la muerte,
oscuro, adormecido en la memoria,
Entre patios y jazmines y magnolias
Percibo el círculo vedado e infinito
De tu tiempo, tu voz y mi agonía.

Kharis (don divino)

Comprenderte
Suponerte
Acariciarte.
Estudiarte
Explicarte
Armonizarte.
Contemplarte
Consolarte
Enamorarte.
Observarte
Sonreírte
Adorarte.
Son kharis
Que te ofrezco
Para amarte.

SI DE PRONTO

Si de pronto te acarician mis pupilas
Y sonrío tibiamente, sin calor.
Si un espasmo persistente me anonada
Al sentirte distanciado de mi mente.
Si recuerdo los bemoles del pasado
Y me inquieto del futuro, vago, incierto
Y no puedo ejecutar un acto nuevo
Y balbuceando repito el mismo tema,
Es que torno a consumirme cada día
En vacíos y oscuros Laberintos.

NADA

Ya no me importa nada.
Nada, fuera del vacío,
el tedio, la desazón,
la angustia.
Nada fuera de ti.
Nada que no seas tú
y este certero alarido.

YA NI TE RECUERDO

Ya ni te recuerdo.
He perdido la imagen
de tu límite,
entre el polvo y la neblina.
Olvidé casi
el timbre de tu voz
y las palabras.
He extraviado el contorno
de tu espacio.
Te vas desvaneciendo
y no te encuentro.

EL BESO

Mi boca sigue besando:
besa entre reja y reja,
besarán mis labios muertos,
seguirán besando tierra.

VEN

Ven, acierta lo efímero, lo imposible,
lo que nunca te animas a dar por terminado.
Ámame ya, en lo profundo,
desde el cielo hasta el abismo
y lo secreto,
donde todo mi ser claudica en nada.

LA VERDAD

Hoy diré la verdad:
he dejado ya de extrañarte.
Tus labios se me antojan dos ácidos racimos
que se escarchan contra el hielo.
Estoy hundida
-es cierto-, hace frío:
-lo que lastima es el pecho-.
No tengo tu mirada
para amarme
ni tu boca para verme
en cada labio.
He dejado de amarte
-es cierto-
entre tiempo y tiempo.
Si me tocas ni te siento
ni me encuentro:
quiero entroncarme en nada.
He dejado de amarte.
Eres sombra y miedo
Y un recuerdo vago.
Heló el alba
que empezamos a odiarnos.
Regresé herida
de la cumbre al valle.
He dejado de amarte
-es cierto-
pero, en fin, si vuelves,
volvería.

 

EL APÓCRIFO ADIÓS


Prólogo

Hay una rosa que se desvaneció sin ser vista por mí.
Una melodía que no podré nunca componer.
Un libro que no leeré y un dolor que me será ajeno.
Existe un instante para todo, pero el minuto exacto se evapora,
siendo insustituible.


KHARIS

Dios recibe de una ínfima persona
El mismo don que adjudicó a ese mortal.
El Espíritu sopla -el Dios lo afirma-
donde yo pongo mi luz y mi señal-.
La musa otorga y renace en ese ser
para cantarlo a Dios y creer
que el don es suyo.
Nada es cierto en la vida terrenal.
Lo eterno de Dios; la escoria nuestra.

EL ESPEJO

Si me miro en un cristal,
No estoy más solo.
Está el ajeno,
El que no me pertenece.
Es el reflejo de ese Yo
que no soy yo.
De ese ser, que es ser
sin ser de veras.
Un sueño que vive
ajeno a mí.
Un mimo impertinente
y silencioso
que urde ademanes con reflejos.

ENTRE EL ESPEJO

Entre el espejo y su reflejo
mi imagen agoniza
En realidad.
Entre el cristal impenetrable
Y el espacio
mi yo que se mueve sin soltura.
Entre esa superficie silenciosa
Del ébano y del metal,
ese yo que mira siento observado.
Elementales sueños
de rigores absolutos:
-hálitos de un ser que ya no es nada.

ES EL AMOR

Es el Amor. Le temo. Debo huir.
Estar contigo es la esencia de mi tiempo.
No hallo paz ni alivio, eres tú mi medida,
mi gramo diario de placer o tristeza.
Estoy ansioso de escucharte. Eres la memoria
de todos mis actos,
tus vastos o enjutos ademanes.
Es el amor con sus falsos giros.
Es la horda del vacío pleno.
Si no estás tú en mis recuerdos,
-no existen ellos-.
Si tú no viste -no veo yo-.
Somos así, inquebrantables.

ERES EL LEÓN

Eres el león, de felina estirpe,
Fuerte, sanguíneo y caliente,
Que husmea mi piel a la distancia
y el olor anodino de mis huesos.
Ostentas una espléndida melena
Que se interpone entre mi pecho
Y los convexos hombros de mi abrazo.
Eres el león; yo, la paloma,
Cobijada bajo tu garra atroz.
Eres la energía irrevocable
de mi sombra y del momento dado.
Eres el león, bien lo sé,
que se niega a esta aventura indefinida
de dejarse vencer o ser vencido.

CUANDO OBSERVO

Cuando observo el firmamento
y no te encuentro,
Me niego a partir
Sin tu persona.

APRETÉ LOS LABIOS

Apreté los labios en un sollozo
y tú me ignoras!
Fue cierto mi ademán; fue verdadero.
Baja el sol frente a un adiós
indiferente.
Todo pasa -afirma Heráclito-
y se transforma.
Mas no mi llanto, que cae cual prisma roto,
como dádiva siniestra y pasajera
en un acto perpetuo y sin retorno.


A LA HORA TRISTE

A la hora triste del Poniente
la pasión acecha el declinar del día,
y tu nombre y una fecha lastimera
dejan la vaga sombra para expresarse
en un sutil u ácido verso.
Existen en mí -en mi caos interno.
y tan redondo es tu recuerdo,
que torno a enredarme
en círculos convexos
para cantarte en una u otra forma.

MUCHAS VECES

Muchas veces me encanta estar contigo,
estarme junto a ti hasta el sosiego.
Y no puedo, me siento como ajada
y extirpo mi pasión de cara al cielo.




Y EN LENTO ANDAR

Y en lento andar observabas
con tibieza mi futuro.
Te evadías en complejos laberintos
o en la monótona rutina de los sueños.
No fue el negro ni el blanco sino el gris
el color predilecto de tu Sino:
Color vacilante en sus matices
que no se atreve a definirse en uno u otro.

NADA

Nada o poco sé de tu memoria
que habita en mi sangre,
Como si ya partida fueras indescifrable
al ojo humano,
sin formar parte del tiempo o del espacio.
Sin pena y sin enojos, el tiempo mella
tus heroicas hazañas. Callado y triste
vuelve a tu Sino
y amenazas volcarte en un abismo
entre oriente y Occidente.
Perdurarás ajeno a toda mutación,
Mas perdurarás vacío, en oscuros laberintos.


¿CUÁLES?

¿Cuáles son las causas
de la urdimbre
en explicarte
-tejiendo o destejiendo-
la madeja de tu historia?
En complejos laberintos
me desangro,
más allá del verso o de la pena,
donde aguardan -adusto,
el paso tieso-
mi ritmo y mi épico destino.

NAVEGUÉ

Navegué por los ríos en tu búsqueda,
sin hallarte.
Y no vi nada -siempre nada-
ensimismada en tu hábitat
sin poder claudicar.


AQUÍ TAMBIÉN

Aquí también el grito,
el aullido lastimero
de la pasión nacida
en un gemido atroz.
El beso, el dolor de tu historia.
El silencio, tus despertar sereno.
Aquí también el secreto anhelo
de revivirte para volver a amar.
El incesante miedo que fragua
la desconocida fecha del adiós
y el tiempo que congela
nuestro postrer olvido.

ENTRE AMBOS

Entre ambos,
un camino sin paradas.
Cada cual frente a frente
o de costado.
Jamás unidos.

Y NUNCA MÁS

Y nunca más mis manos
endulzarán tus días
ni el roce de mis uñas
quebrará tu agonía,
ni beberán tus labios
en mi labio tu beso
ni se unirán tus miembros
a mi núcleo y mi ser.
Y yo estaré gimiendo
sintiendo,
como siempre,
como ahora.

TIEMBLA

Tiembla mi alma y se van mis miedos
y me quedo
sola,
sin tu angustia y
sola,
sin tu risa y
sola.
Y se van mis manos,
sombras tristes, rotas,
buscando diligentes
mi sombra en pos
de ti.

ANTES

Antes buscaba tu rostro.
Ahora me enervo de ti.
Antes, luces y sonrisas.
Ahora camino escarpado.
Antes, sueños y caricias.
Ahora tiempo sosegado.
Antes, besos inconclusos.
Ahora un difunto silencio.

LUEGO

Luego será tarde.
No habrá más discusiones
gritos ni susurros,
llantos y gemidos.
Será tarde
para recuperarme.
Habrás perdido entonces
mi tenue melodía,
mis surcos y mi ritmo
y el cálido retorno
a un tiempo más sentido.
Estarás libre, limpio,
limpio de mis besos,
limpio de mis manos,
pero siempre solo.

TE MUEVES

Te mueves entre mi límite
y tu sombra.
Rechazas mis esfuerzos,
te apoyas en ti
y en la mentira.
No eres dios, pero de igual forma
caminas erguido hacia tu muerte.
La postrer hora espera.
La tarde es triste y 
el momento lastimero.
No hierve tu sangre; 
no se aflojan tus venas.
Has sido y eres -ante todo- indiferente.
Estás así, frente a tu vida,
en el confín de la tierra,
fingiendo y siempre solo.

NO SOY YO

No soy yo quien te ensalza; 
es mi sombra,
mi sangre y la médula y mi hueso,
-elemento agudo y engarzado
como un antiguo mito
o una vieja historia-.
En mi última estrofa
te engendro cada día
nuevamente.
Somos tú y yo
y entre nosotros -el otro-
el verso que te he de ofrecer.
Juntos -en esta abierta copla-
formamos la eternidad del tiempo
Y de mi espanto.

HE DE QUERERTE

He de quererte de veras
el día que tú dejes de quererme
y cuando en un destello de sonrisas
me des -al fin- la repetida despedida,
allí, resbalaré por un abismo,
caeré, me haré pedazos,
y hecha añicos rodará por los zaguanes,
caminando lentamente, hablando sola.
Alguien dijo una vez;
“Mackbeth mató a un rey 
para que Shakespeare
urdiera su tragedia”.
Ya no recuerdo si fui yo
la que urdí tu asesinato
o si fuiste tú -sin querer-
el que me asesinó a mí.











POEMAS SUBJETIVOS



MIEDOS

Tengo miedo: de que el ruido seco del balde, 
al alba, me despierte,
de que Victoria se olvide de enjuagar mis medias,
de llegar demasiado puntual o demasiado tarde
y de que nadie me salude o me saluden todos.
Tengo miedo:
de que alguno se fije en mis uñas quebradas
o en mi mente en desorden;
de que mis hijos no aplaudan mis éxitos literarios,
de que los comparen con un simple gol
o un ademán falso.
Tengo miedo:
de no poder comunicarme,
de no poder desintegrarme
en el éxtasis de un gran amor.
Tengo miedo:
De no encontrar mis aspirinas
Para poder desinhibirme y así enfocar el día
con avidez de adulto,
De encubrir el egoísmo de los ricos
e imaginar que estoy actuando
con rectitud;
de olvidar mi silencio interior
por el superfluo bullicio urbano;
de perderme o perderme
o perdernos.

QUIERO PENETRAR

Quiero penetrar tu sueño,
ser tu sueño.
Hollar así los símbolos
que te agraden,
más allá del silencio y los abismos.
Quebrar tu realidad con agrio empeño,
destrozando los muros del mutismo
y avanzar dentro de ti -mar adentro-
al núcleo de tus vírgenes conceptos.
Y estar dentro de ti.
Y estar en mí.

MENSAJE URBANO

Hablar.
Dialogar.
Expresar.
Alentar el vacío
más hondo.
Soportar el bullicio
más vacuo.
Pretender comprender
el silencio
destrozando fonemas
de amor.

SUBTERRÁNEO

Subterráneo, atribulado,
El rostro hueco;
La piel grisácea
los labios mudos.
Las manos sepias,
los pies de plomo.
A tu costado me yergo torpe.
No sé de risas,
no sé de cantos.
Muñón abierto
mis labios gimen
conceptos tenues
que nadie aplaude.


LA RISA

Del estambre oscuro de mi ser
Brotan a veces
fecundos nardos dorado
De esos estambres imberbes
se yergue una nueva savia:
lluvia de oro es, que se
adhiere lerdamente
a mi existencia.

MAS NO TODO HA DE SER LLANTO

Mas no todo ha de ser llanto ni rocío;
o siempre el desencanto ni el deshielo.
Encima de mi alma llevo el cielo
y debajo de mi mano, un manuscrito.
En medio de todo, mi cuerpo esbelto,
arrinconado por miedo a envejecer.
Avanzo dulcemente, entre desaciertos
con el rostro oculto cual cangrejo herido.
Jamás me lanzo lejos, pues temo perder.
No me gusta juzgar ni competir
ni aspiro a vencer o ser vencido.



AMANECE

El vapor y las tostadas,
el café humeante que espera,
la caricia antes de la palabra,
la lluvia o el cielo azul, sin nubes.
El comienzo -el reto cotidiano-
el discurso inconcluso,
las corridas, el bullicio,
los adioses. El suspiro,
el diario, la media hora
de mi libro preferido;
el tic-TAC del reloj, el tiempo mío.
La ducha, las cremas,
el eterno cuidado de mí misma;
la duda del vestido,
los zapatos dolientes.
El susto, la congoja,
el miedo a revivirse,
el segundo café -las aspirinas-
las fuerzas que no llegan,
mis pasos inseguros
los sueños abatidos
mis ganas de quedarme;
la escalera, el descenso
y la sonrisa sumisa a
otros seres distantes.

REVANGE

Siempre me burlaba
de una anciana agotada
y de sus piernas flojas;
de su aspecto irónico
detrás del inhábil maquillaje,
de sus “nanas” y de sus quejas
y su fatiga en desuso.
Hasta que engordé once kilos
y me encontré tres canas!

REFUGIO

Aquí mi universo estilístico,
las infinitas páginas ajadas,
mi enciclopedia musical que abarca
de Bach a Mozart, de Beethoven a Brahms,
mis metáforas y mis ritmos interiores.
Aquí mis recuerdos, los sueños,
el equívoco, la verdad,
la suma de mis insomnios,
la mirada lejana, las manos quietas,
los jazmines, la Biblia, el verso titubeante.
Aquí también un aroma tibio, envolvente.
Una presencia nueva en las cosas
que son cosas
sin saber que se ignoran.
El dolor, la duda y la certeza,
el ayer, el presente, el más allá,
el frío, el miedo,
la noche, el abismo
y el sabor ocre e inútil de mi soledad.

EPITAFIO

Mi valor fue escribir
prosa o verso.
Mi audacia, sonreír
con ternura.
Me impusieron la música
y la rígida etiqueta.
A mi sangre latina
se mezcló una mota de sal
de herencia insana.
Fui enferma, entonces,
música y poeta.

FUE AYER

Fue ayer, hace seis meses:
medio años apenas!
Al alba nos despedimos.
Yo, con llanto en los ojos;
tú con odio en las cejas.
Yo, con tierna congoja.
Tú, con gesto bien recio.
Yo, con sonrisa trémula.
Tú, con regio además hostil.
Ayer, seis meses.
-Un siglo apenas!-

CÁLIDO, TIERNO, TRISTE

Cálido, tierno, triste,
me brindaste tu camino.
En silencio
te marchaste.
Ni una lágrima
ni un quejido.
Rodeado de luz serena
el adiós fue breve, seco.
Envuelta en vahos eternos,
aunque río, me estremezco.

EL SILENCIO REFLEJA

El silencio refleja
mi hastío.
Mis pasos claudican
en nada.
Cuando me afirmo y rasgo
el horizonte
es siempre un sutil límite
abierto.
Diviso la hondura de
mi abismo.
Los años del futuro son
inciertos.
Serán y son
sueños y yertos.

AMARGA DESCRIPCIÓN

El Amor.
Cámara lenta
en sordina.
Dolor siempre apagado.
Empate en las discusiones.
Vil trayecto en retirada.
Síntesis de la nada.

YA NO TENGO MAÑANAS

Dios- que me dio la vida-
me dejó elegir la noche
y deambulo así sin rumbo
en este cruel universo incierto.
Las mañanas me devoran el rostro.
Me correo la luz del abismo.
La nada me detiene,
consumiéndome en vano. La tierra gime.

¿QUÉ CONJUNCIÓN DE ASTROS?

¿Qué conjunción de astros
hicieron que nazca ese secreto día
y a esa hora valerosa
para caminar mis otoños
hacia el tranquilo invierno?
Fluyen las horas lentas
entre la ardua tarea de
encontrarme a mí misma.
La vida me enseña a ver
mi propio Sino,
cual si éste fuera ya
cenizas sin memoria.

LOS DÍAS SE REPITEN

Los días se repiten.
No invento un universo.
Nada me salva de ser
un peregrino.
Sin embargo, existe un algo
que atraviesa mi destino.
El invisible tiempo que no cesa,
los poemas, la creación y
mi intelecto.
Soy un eterno río
en incesante cambio,
siendo el mismo y siendo otro
al mismo tiempo.

LOS ASTROS Y EL PONIENTE.

Los astros y el Poniente.
Los días vacuos, sin ausencias.
El fresco sorbo de agua
en mi garganta.
El Edén, el orden cósmico.
La mirada lánguida de un ciego
descifrando signos en la
penumbra de su eterna sombra.
La palabra, el heptasílabo.
El amor de los amantes.
La mirada tenebrosa
del suicida.
La trama entretejida
de Penélope.
El ronco estertor en la agonía.
César, traspasado por el puñal
de Bruto.
Héctor, frente al grito final
de Andrómaca.
Aquiles y su ira, frente
a Príamo y su ruego.
El peso de una gota en un
cristal tallado.
Las cruces o las lápidas ajenas.

El GO

El juego astrológico del Go,
-ese otro ajedrez del oriental,
ese otro laberinto que
nunca será mío.-
Occidente te divierte en otras cosas;
las guerras con misiles verdaderos,
la hermenéutica, el video, la P.C.
las acciones, la Bolsa, los cambios
imprevistos, el acre tormento
de la duda financiera.
Cada hombre tejer su karma.
Cada cual fija su ética.
No se cree en el castigo ni en el premio,
ni en Cristo, ni en Buda ni en Alá.
Los rostros orientales son enigmas
que no dejan descifrarse.
Occidente es diferente: es el caos,
Es el fin, es el Poniente.

EL DOLOR, LA FATIGA, EL DISIMULO

El dolor, la fatiga, el disimulo,
el atroz cansancio del olvido.
La guerra fría frente a
los imperios vanos.
Los ideales que agonizan.
Un futuro incierto entre un
presente vano.
El mito desmitificado,
la crisis, el desconsuelo,
el horror al vacío.
Lo inútil del valor,
el anhelo infinito de una trascendencia.
Los días sin presente,
los dogmas pisoteados.
Este molesto siglo nos quiebra,
nos quiebra y abandona.

















POEMAS CONCEPTUALES 


IRREALIDAD

¿De qué silvestres montes,
entre días y noches de un ayer
que no existe,
llegó esa imagen tuya que
invadió mi presente?
Fue sólo un instante. Te vi
aproximarte y sonriendo
extraviarte en mi reto
esencial.
Las Musas que rigen
los hados eternos
me dejaron pensarte mas
no ser tu dueño.
No soy pesimista ni acepto
el destino.
Quizá en otro sueño te
invente de nuevo.

POEMA EXISTENCIAL

El tiempo archiva fábulas
de un pasado que no existe:
-vanas conjeturas del hombre
para pensar que existe-.
A lo lejos el viento responde
rasgando una rama.
El llano se interpone entre
el polvo y mi sueño.
“La realidad no es.”
Sombras lejanas me dictan
ésta, mi sentencia.

TRANSPARENCIAS


Entre transparencias
sin velos- apacible y leve-
avanzo entre penumbras.
Asimilo conceptos
sin ser cosa alguna.
Poseo lo intocable
entre alas de viento.
Entreveo la integridad
sin ni una fisura.
Distingo lo incoherente
de lo indivisible.
Abarco la totalidad del ser.
Me fue dado atisbar
las apariencia de lo primordial:
(los arquetipos y sus esplendores).
Dadivosa y libre,
me integro por fin a la música
mística y plena,
en armonía con mi íntimo universo.


PROFECÍA

Será cuando tú quieras, el Profeta
así lo ha dicho.
Fue al principio del otoño
ese encuentro místico de ambos.
Yo lo presentí; tú apenas lo notaste.
Ocurrió en cada latido de mi sangre.
Existió y fue tocar el Edén
con las dos manos.
Fue un instante; fue lograr el Paraíso
y ver el rostro de Dios
atenuado entre su sombra.
Fue un instante cargado de tristeza
y de ternura.
Un instante de tierna Epifanía.
Un instante, un éxtasis, Nochebuena.

LA TARDE


Ya no serán mis tardes ni las que han sido,
ni esa sola inconcebible tarde
de aquel sueño no soñado,
no accesible a mi tiempo ni
al olvido.
Ya no será mi tarde ideal.
Platón lo dijo:
(el arquetipo de la tarde eterna).
Quizá la vida tampoco sea
o sólo sea un hálito fugaz de lo divino.
Buscaré siempre esa tarde elemental,
la inalcanzable,
la de ayer, la tuya, la de ambos.

ERES MÁS SILENCIOSO

Eres más silencioso y retraído
que la furtiva luna.
Te busco y es en vano
esa búsqueda porosa.
Tuyo es el Oriente y el Poniente.
Tuyo, el norte y el sur
de tu existencia.
Tuya, la eternidad de mi olvido.
Tuyo, el receloso amor y la duda.
Tuyo, el miedo a revivirte,
los días que se estancan
fatigados, a la vera del camino.
Tuyas, las noches más altivas.
Vienes de otra ética, de otra aurora,
siendo dueño de otro sueño más audaz.

UN DOLOR LADINO

Un dolor ladino y
miserable.
Una grave quebradura
irreparable.
Una herida cruel,
que no se cura.
Un derramamiento
insoportable.
Una crisis que aumenta,
sangra y dura
y esta despedida
impostergable.

EL RECUERDO DE UNA TARDE


El recuerdo de una tarde.
Los secretos que son tristes.
El absurdo discurso en
silencio -no aclarado-.
Los sueños, los almuerzos y
las guerras inconclusas.
Un solitario sol poniente.
Un amanecer áureo en
tiempos fatigados.
Una madurez que implora en
sombra, en nada.
La envidia de los muertos
ausentes del recuerdo.
Los libros predilectos y
mis conceptos, que se escuchan
y se sueñan cual un eco
equivocado.

DEO GRATIA


El aire, el cielo, el árbol y una nube,
el olor dulzón de los jazmines.
El calor de un diálogo compartido
en el áspero sendero de la lucha.
La energía consumida y a desgano,
el profundo encuentro de dos almas,
la frágil consistencia de la música,
el silencio compartido o solitario.
El sonido de un arpegio en un piano,
el zumo y el perfume de una fruta;
El íntimo crepúsculo, el más oculto,
mis versos, mis autores predilectos.
El sobrio estilo y Borges en su poema,
su inimitable ritmo, su endecasílabo;
la absorta melodía y su metáfora.
El banco de Palermo, los alerces,
el jacarandá violeta de mi infancia.
Lo que fue y no fue; lo que será.
La incierta duda, el instante
de mi muerte.
El ritual balbuceo de la plegaria y
el misterio del éxtasis en un poema.

VÍA PURGATIVA.

Dios te disculpe,
Silvana,
y disculpe también
a quien te vea,
bajo el árido disfraz
de la materia que
no te pertenece.
Yace, bajo tuyo,
un ángel abrasado
que otro ángel
-es curioso-
flecha y castiga,
entre múltiples sueños
y oscuros laberintos
no resueltos todavía.
Maltrecha persigues
esa senda
que nadie ya comprende.
De andar y desandar
creces por dentro.
De andar: ésa es tu norma.



EXAMEN DE CONCIENCIA

Camino por la tardes
desganada y sola.
Todos me justifican
pero nadie ya me ensalza.
Antes cantaba lo eterno.
Conmemoraba con versos
la amistad o el amor.
Malhumorada frente al hábito
de la costumbre,
encendí mi ser en poemas.
He exaltado la belleza.
Se tornó etérea entre mis versos.
Soy y seré.
Con ásperos conceptos
he desglosado ternuras
que una vez fueron.
Aún siguen a mi lado los libros
-obra de los otros-
que nunca me abandonan.
Me entusiasmo frente a
un cielo azul, sin nubes.
El asombro es la clave esencial
de mi existencia.
El agua sigue siendo fresca
entre mis labios yertos.
Siento pavor del futuro.
Dios: ¿Osará por ello condenarme?


TAROT


Las cartas se tiraron.
Los dados se jugaron.
-No poseerás un hombre.
( Necesito los poemas y
esa prosa que malogran
cualquier otra relación).
Fundarás una familia.
Tendrás tres hijos.
Socavarán tus días con la
monótona rutina de los días.
Tendrás un hogar mas no un refugio.
No el regazo protector de
una pareja.
No el dinero ni la paz.
Te restará un sendero y
el oficio de andar.
El camino de tu vida
lo quiero Yo. -Soy tu Dios-.

CAÍN Y ABEL

Caín, Abel.
Unamuno, lo dual.
La duda, el martirio.
El Edén oscuro.
El sacrificio vano.
Un hexámetro incorrecto.
Un bemol fuera de tono.
El surco desfigurado.
El río, el agua,
el pálido aleteo
del pez ahogado.
El peso de una hoja,
las máscaras sin nombres,
los sueños inconclusos.
El oscuro Dios de los cristianos.

UNA MUJER HERIDA

Una mujer herida
se detiene.
Inefables preguntas la
atormentan.
Desolada se agita
desgranando miedos.
Su futura ceniza no
encuentra la paz.
Intolerables manías la
alejan del llanto.
Su soledad la hiere.
Alerta vigila el futuro
pero se desangra en nada.
Cada eco monótono de
sus obsesiones la dejan vacía.
Herida en el centro de su
alma, codicia la eternidad.

MONÓTONA RUTINA

Me levanto, me acuesto, me desvisto,
me despierto, sollozo, me cuestiono,
me interrogo, me deprimo, me adormezco.
Y siento -entre sueños zigzagueantes-
no lograr descansar eternamente,
respirar sin ser persona,
entre apuros cotidianos.
La vida se me escapa de los dedos.
Respiro un aire insano, rutinario.
Se levantan mis miembros -no mi alma-.
Se despierta mi cuerpo -no mi mente-.
He dejado de existir. Soy sólo un ente.

Y VERTE

Y verte y encontrarte nuevamente.
Saber tu subterráneo de memoria.
Comprender las soledades de
tu alma, ese oscuro pasillo
sin salida.
Y verte mover con tanto garbo,
entre realidades que no existen,
entre sueños bellos y un
futuro incierto.
Verte allí, ahora, tan activa,
me hace sentir muy diferente.

EL HEMISFERIO

El hemisferio Sur, el más austral.
La incógnita del Teorema de Tales.
El álgebra y sus matices.
Los siete sonidos musicales.
Una cifra elemental.
El pesar y la desdicha.
Esas triviales cosas de mi tiempo.

EL PUÑAL

El puñal socavando
mi carne prieta,
ávida de sangre.
De áspero metal, la atroz
herida de mi muerte.
El molesto sentimiento
vano y vacuo
de ejecutar mis días
para gloria de mis pares.
Y también los otros,
los que ensalzan laureles:
una mujer de Oriente
o un mendigo del Poniente.
Poco importa; la sombra
abrazará mi mundo entero.

EL ALIVIO

El alivio de partir.
Hoy es la fecha.
El alivio frente a la
pena inmensa. La sentencia.
El alivio -en el instante
preciso de la muerte-
sin peso,
etéreo como el aire,
lívido y solo.

DESPERTÉ

Desperté mirando rostros
para volver al sueño.
¿Quién canta allá a lo lejos
donde despertar es imposible?
Algo mío se hundió en la tierra
y seguirá cayendo siempre.
En la palma de mi mano
busco el hueco de mi alma
para vaciar toda la memoria
en mi memoria,
en esta vastedad sin horizontes.
El viento empuja la luz
y ésta oscurece espacios.
Lo inútil del amor me atormenta.
Estalla en mí la pasión
y se aquieta; tengo miedo
de amar nuevamente.
Mi sueño invoca un nombre
y si despierto me lleno de zozobras.
No quiero que descubra este delirio
donde respira su recuerdo.
Estoy invadida por tinieblas.
Nada mío camina por el mundo.
Exhibo cicatrices transparentes,
silencios que son vanos.
Mi sombra gime a tientas y lo busca.
Buscará siempre lo nuestro
donde despertar es imposible.



 

 

ODA A TOULOUSE



Sepan otros

Sepan otros del brillo del estío,
del gris del mediodía,
de las penas,
de las lluvias del
invierno,
del amor no
compartido,
del derrumbe que me apremia
y el dolor que se hace sombra.
Sepan otros: yo claudico.

COMO MI VIDA

Como mi vida -que
siempre deja
gota a gota
un desafío-
así mi amor
te busca al mediodía,
entre una turba
de gente
inconsecuente.

ESTE AMOR TRÁGICO.

Este amor trágico.
Amor parcializado.
Amor que no tiene
cabida,
sostén ni sedimento.
Amor -que
no siendo de ambos,
no es copla todavía-.
Amor humilde,
sano.
Espejo y clara imagen,
resabio meramente
del amor de nuestro Dios.

SERÁS

Serás -lejano a mí- una escapada,
una ruta zigzagueante
y con escarchas,
un sueño, un dolor, un hombre vano.
Sombra siempre sombra:
jamás esencia.

REMINISCENCIAS.

Los sueños que añora mi presente.
El hábito de mi infancia dolorosa.
Silvana, quien conoce mis nostalgias,
la memoria que fluye hacia el pasado
y los viajes a Grecia,
a Italia, a Roma,
para saborear a Rafael y a Miguel Ángel.
El amor de sus manos,
su voz, las caricias
y Mozart y Liszt y Beethoven.
Ese hombre pequeñito
entre mis brazos;
sus manos en mis hombros;
mis ojos en sus labios
y el cielo, Dios y el horizonte.

Y ESE SUEÑO

Y ese sueño ya soñado
fue el principio
de aquel áspero silencio
surgió mi fondo umbrío,
las esencias, la nostalgia
y los olvidos.
Fue entonces vano y vacuo
mi desvelo:
¡Ardió mi ser y el Infinito!
Se abrió al fin mi enigma
en laberintos
y la cúpula solar ardió dolosa
rompiendo así el trayecto de mi Sino.

ENCUENTROS

En el crepúsculo
se fatigan los matices de mi sueño:
el azul o el beige.
Su campera despeja el firmamento.
Ese óvalo tierno
derrama esperanza con sabor a miel.
Cohibida
me escondo entre sonrisas.
Grato es pensar en la amistad eterna
del ademán,
en su gesto y la palabra.



ODA A TOULOUSE

Nos habían quitado el amor,
Toulouse.
Estábamos solos, perdidos, sin rumbo,
y eran tan vacuos esos gestos
que perforaban caricias,
que entre ellos y nosotros
no existía más nada; todo estaba rancio.
¿En qué pliegues de esa falsa agonía
estaba el amor, al acecho
-ingenuo y puro-
a la espera de nuestro sacro encuentro?
Aquella noche
nada me estremecía,
mas tu sonrisa me vio
y los muros de tu pecho fueron de tierra
mojada.
Se acoplaron las flores,
se acoplaron conmigo, en mi soledad etérea
y avanzamos sin miedos,
entre días y meses, hasta el año
que celebro de tu mano, asombrada.
Líbrame del miedo junto
al roce de tu amor inagotable.
Y tú que nunca te equivocas,
tú, que en el rocío del otoño
presientes el porvenir con recio además seguro,
confía en esta paz que yo te brindo
y me trasciende,
en este cielo que palpas
y te invento
-desde el fondo de mi ser
sin exigencias- pues hasta en el sueño de mi sangre
sigues febrilmente palpitando.

DEFIÉNDETE

Defiéndete, Señor, de mi avaricia,
de tenerte para mí tan tercamente.
Defiéndete de mi gula de absorberte
y a desgano compartirte con la gente.
Defiéndete de mí. Es de mi sombra
que crece y lucha en vano
que debes protegerte (no de mí).
Es ella quien con la espada en mano
ahoga y asfixia tu vivir.
Defiéndete y apiádate de mí.

EL ORGULLO

Puedo morirme -sentada en una silla-
de extrañarte.
Puedo secarme -la piel al sol-
agobiada por tal peso
y no quejarme.
Puedo sentirte
en el útero y en la médula
y no llamarte.
Puedo asfixiarme -lejos de ti-
coartando el paso de mi glotis
y no rogarte.
Puedo perderme- lejana a ti-
y aún amarte.

ME RASGUÉ

Me rasgué, me disolví,
me desarmé,
desintegrado mi núcleo
en tu ser.
Pero me queda el deseo suficiente
que estalle esa pasión todavía,
en su cáustico goce de placer,
gimiendo desconsoladamente,
de tiempo en tiempo.

EL AZAR

El azar quiere que olvidemos este amor
y olvidemos también el temor que nos deparan
los misiles de la época, encerrándonos
en pictórica imágenes
de seres bien queridos,
luchando por días menos agrios
-días más felices-
sin notar si es el espíritu
que da soplo al universo
o si es el mundo que
desea perpetuarse
en su nudo existencial.

POLVO DE ESTRELLAS

Prólogo

Llamé una vez POLVO DE ESTRELLAS al acto de amar.
Fue así. Fue un plena realidad.
El amor en brazos de mi amor fue siempre un acto
De misticismo, de apertura y entrega total.

DE TODAS MIS PASIONES

De todas mis pasiones
no salí vencedora.
No importa;
El que perdió fue el otro
que no pudo donarse
ni puso desligarse
y afirmarse en mi ser.
Yo me doy siempre igual.
El que no toma este amor, pierde.

MIS VERSOS

Me dieron la inmortalidad
y en eso estoy.
Son casi sombras de mi musa
fecunda.
Atraviesan mis tardes
apoyándose en las metáforas
rectas y puras.
No temen mi muerte.
Alguien los encontrará
y usurpará el polvo de mis estrellas.
Han de flagelar caminos.
Pondrán en mí lo que yo soy.
Resucitará asombrado mi ser
y se disolverá de nuevo
en polvo y estrellas.

JUICIO FINAL

Noche cual un abierto Juicio final.
El nudo de mis recuerdos
me detiene
herida, abierta al cielo.
En la hondura de mi ser
ardió un dolor
persistente y silencioso.
El mundo inteligible está a mis pies:
me estorban los halagos
y las tartufas alabanzas.
Toda la luz de mis días está
en mis versos.
En las zanjas se aquieta
la distancia; en las tapias azules,
mis estrellas. Ya no sé si eres tú o eres Dios.
Mi universo eras tú y eso es todo.
Me dueles tú -ese hombre-
En todo el cuerpo.
(Los dos últimos versos son similares a un final de cuento de J L Borges).

LO SÉ

Lo sé, lo supe siempre.
Esta herida sangra presto
en el espacio ácido
de mi alma errante. Y se ciñe densamente
y me lastiman las palabras.



PREFACIO PARA UNA TUMBA

Escondió su fervor en vida.
La humildad fue el hábitat de su orgullo.
Concibió la castidad en sumo gozo,
desechando sus lejanas añoranzas
en prosa rígida y disciplinas rigurosas.
Dios -a cambio- le cedió su gloria.
(Este prefacio está dedicado a una Carmelita Descalza, que prefirió morir en el anonimato).

 

 

POEMAS ADYACENTES



Yacían los conceptos en el aire,
mientras Dios subordinaba el Cosmos.
El hombre no los vio; se hallaba absorte
en la vida y en el canto; enajenado
frente al sol y a su hechizo,
perdió la dimensión de su dominio.

El Dios se sorprendió: -Os di mi Ser,
entre todo ese delirio
y vosotros -victoriosos en el vino-
olvidasteis entre tanto desatino
la lumbre que os dejé.

Yacían los conceptos en el aire,
mientras Yo subordinaba el Cosmos.
Ahora os dejo el caos; creced en él!

CATÁBASIS

Recoger la ceniza
de los otros ideales.
Desandar el camino
anudarse al destino.
Perseguir nuestro fin
a pesar del martirio,
socavando el olvido
desollando recuerdos
y quieta ...
escamada de frío,
recoger el vacío
arrancarse ya el brillo
y extenuada
perderse en abismos.

SUSURRO COLOQUIAL

Se encadenan nuestro amor y
nuestras culpas:
-aceite y agua
de un mismo manantial-.
En la ternura intentamos
salvarnos
y nos hundimos
en esa ciénaga infernal
Se enturbia el pensamiento
palidecen los conceptos,
se aglutinan sin razón.
Hay tanta obsesión acumulada
en el deber y en esas culpas,
que en giros y eternos
remolinos
asistimos a ese fin
que es nuestra nada.

TE VEO AQUÍ

Te veo aquí y ahora;
estás en mis poemas,
en el zigzagueante ritmo
de mis metáforas plenas.
Estás donde haya música
o sones abismales.
Estás en mis recuerdos
y en otras altitudes:
en el fuego, el aire,
en mis conceptos, mi hidalguía
y hasta en el pánico dolor
de mi memoria.
No eres humo ni viento ni
cenizas, eres mi Eternidad, mi Gloria!

DESDE SIEMPRE

Desde siempre
te vengo analizando
y tienes las fuerzas socavadas.
Has pisado
-lo mismo que los otros-
el árbol de la Ciencia
y estás anclado
-así como los otros,
al impotente esfuerzo
de la nada.

CRECÍ HASTA TU AMOR

Crecí hasta tu amor.
En copla amorosa
fue creciendo
hasta tu posible encuentro,
dispuesta a negarme
el deseo y la pasión
del momento.
Fui muy impaciente:
gasté en instantes
el tiempo que consumen otros
y en un sola jugada
arriesgué a cara o cruz
mis locuras habituales
y haciendo un cúmulo
de todos mis aciertos
me quedé sola,
sin nada,
sin nadie.

ÉRAMOS UNO SOLO

Éramos uno solo
caminando entre dos cuerpos.

Estábamos distantes
a todo otro convenio.

Vivíamos el instante
de esos pasos tan lentos,

marchando quedamente
en unísono fragor.

RETORNO

Has vuelto
cargado los hombros
de recuerdos y fatigas,
más viejo, más enronquecido,
insustancial y solo.
Yo también he vuelto
con perfume de poemas
entre mis dedos
y aquel antiguo gesto
cual pálido aleteo
de mi etérea sombra.
Hemos vuelto sin poder
aprisionar el tiempo.
Es casi un imposible
retomar el gusto
de la ausencia.
Y así camino
-ajena a todo-
sin límites
ni espacios
desollada en tu silencio.

YA NO SERÁS FELIZ

Ya no serás feliz, quizá, ni importa.
Ya no serás sin mí, eso es lo cierto.
Habrá instantes fugaces
como sombras,
sucesiones de momentos,
un goce incierto,
las costumbre del hábito de los días
y las cifras, los poemas,
mas no habrá amor, Amor sin mí.

LA VEJEZ                                                                        (a Soldi )

Nada es fácil
en la compleja etérea
sombra de la vida.
Apurada la niñez
implacable
-plagada de cariño
o soledades-
aprendemos la difícil trama
que luego los adultos
destrozamos a desgano.

Baja el sol; declinan ya
los años.
La promesa es árida
en el desierto;
las cúpulas nos dañan
las entrañas.

Entregados a un silencioso
olvido,
hecho de crepúsculos
en falta,
morosamente la memoria
se extiende
más allá del ayer
y las nostalgias
-entre el amor y el odio,
entre el humo y la nada-
y claudica ya,
imperceptiblemente,
sin dejar de sollozar.

EN ALGÚN SITIO

En algún sitio
se unirán las coordenadas
de tus ritmos y los míos:
-Nosotros poseemos el Infinito-.
Qué importa el tiempo
o quizá yo misma,
si ese acto que pasó
se detiene en mí?
Te llevaré conmigo
venciendo la distancia
y el tiempo.
Te llevaré -repito-
grabado a fuego
en fuga final
entre mis pupilas
y mis cinco sentidos.
Allí, o donde sea,
serás mío, siempre,
joven,
ajeno a los quebrantos
y a la rutina insoportable
del Adiós.

HE PERDIDO UNA PALABRA

He perdido una palabra.
He perdido mi horizonte.
Sólo queda mi despojo
sin entrañas
sin conceptos, sin ideas.
Era el nexo de mi alma
con los hombres.
He perdido el sentido trascendente.
He perdido mi riqueza,
sólo estoy empobrecida.

Y a despecho de mi miedo
hoy camino hacia la nada
con el símbolo perdido
que se apaga -a pesar mío-
en lamentos que no existen.

EL ETERNO RETORNO

No sé si tornaremos en ciclos infinitos.
Pitágoras lo dijo (a ti ni te interesa):
Los átomos añosos repiten sus falencias
en sueños abismales que sin duda se acechan.

No sé si volveremos en átomos futuros,
como tornan las cifras a la mano doliente,
mas sí sé sin duda que este insólito enigma
noche a noche me espanta, me sumerge en la nada.

Vuelvo pues a Pitágoras como alumna obediente,
en el arduo deseo de captar esa idea,
ya que átomos tales por urgencias constantes
me proyectan "ex terra" en inciertos poemas.

 

 

 

 


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