viernes, 10 de junio de 2016

LA PERESTROIKA



LA PERESTROIKA    

El socialismo era inhumano; es la antinomia del capitalismo- socialismo del s XIX. Quería una sociedad que garantizara la soberanía del pueblo. Las reformas evitaron la explosión revolucionaria de nuestro inmenso país, aunque su evolución fue compleja. La transición del totalitarismo a la democracia requirió paciencia para tantos cambios y dio sus frutos. Se oponían las viejas estructuras y hábitos. Las masas despertaron de su letargo y las incitó a reflexionar;  las reformas peligrosas requirieron tiempo.
Deseaba transformaciones revolucionarias en su contenido y forma, pero evolutivas en su método y un orden en lograr sus objetivos. El asunto más grave fue resolver el problema de las nacionalidades; muchos de ellos estaban sumidos hasta el año 1917 en plena Edad Media. 
Pasamos de un Estado unitario a uno federal. Nos ocupamos de la independencia de las repúblicas, conservando la integridad de cada Estado común, donde las funciones del centralismo cambiaron.
En economía seguimos la reforma de la industria pesada y de la construcción de maquinarias. Lo correcto hubiera sido comenzar por la agricultura, la industria ligera y  los alimentos pues hubieran repercutido de forma más veloz para los logros.
El tránsito del Totalitarismo a la democracia requería una fuerza política y social a fin de garantizar el apoyo real de las reformas. La Perestroika comenzó desde arriba pero tenía sus límites; la campaña 1989-1990 mostró las primeras masas en proceso de cambio. Nacieron diferentes partidos y organizaciones políticas. Al principio no se podía iniciar ningún cambio contra la voluntad del partido. Hice lo imposible para que el Partido comunista de la Unión Soviética no cayera en manos de fuerzas destructoras. No dejé el puesto de secretario general, pese a algunas críticas.
Intentaron destruir la Perestroika. La firma de los tratados fue malograda en 1991: fue imperdonable la confrontación armada golpista. La unión de los reformistas fue muy positiva. Se necesitaba liberar el país del peso de la militancia así como de los gastos excesivos para seguir siendo una potencia importante entre los aliados y el tercer mundo.
Si no cesaba la carrera armamentista y la hostilidad mutua en aumento de las potencias nucleares, no se podría evitar una tragedia impredecible. El mundo estaba en el límite del peligro y cualquier conflicto serio mundial podría finalizar en una guerra nuclear, donde hubiera estallado el socialismo y el capitalismo y todas las pasiones ideológicas:  la muerte nuclear iguala a todos.
Observábamos el mundo con una mirada puesta en 1917 y sobre todo desde la II Guerra Mundial. Teníamos una mayor amplitud de las relaciones internacionales y de los valores morales. Buscábamos la posibilidad de un modelo de seguridad nacional que no nos llevara a un desastre. Encontramos un equilibrio y la comunicación permitió descubrir la Unión Soviética al mundo y nosotros pudimos verlo a su vez.
El progreso científico y tecnológico transformó la actividad del hombre. Cambiaron los conceptos del ideal social y el sistema de las relaciones internacionales. -La paz no es la universalidad sino la unidad dentro de las diferencias y un acuerdo entre la diversidad-.
La URSS es un país de muchas lenguas, único por su étnica y sus múltiples culturas, por su trágico  pasado y sus hazañas históricas. El retraso irreversible y el estancamiento en un mundo tecnológicamente avanzado, haría que la Unión Soviética, -un país rico y con múltiples posibilidades- se marchitara económica e intelectualmente.
La propaganda hasta ese momento no lo dejaba discernir. La mínima protesta era reprimida y la confrontación Este- Oeste nos transformó en amigos-enemigos en dos campos hostiles.
La Perestroika recobró el sentido común; nos permitió abrirnos al mundo y tener una relación normal entre nosotros como país y la política exterior. No fue para nada fácil. Entramos en la fase más dramática; muchos se asustaron y quisieron retroceder. La sociedad había perdido a lo largo de décadas la capacidad de pensar, su independencia y su autonomía más su espíritu emprendedor. Hubo protestas. Cuando recuperó la libertad, no se  reconoció a sí misma.
Se evitó el baño de sangre. No permití que se convirtieran en blancos y rojos: la democracia en Rusia nació junto al dolor, quizá como en todas las revoluciones. La decisión no fue un retorno a métodos represivos, presión y violación de derechos y libertades: fue seguir los cambios sin desintegrar al Estado ni llegar al derrumbe económico.
Hubo decisiones a corto y largo plazo y no siempre populares. Pasamos de una economía mixta a una economía de mercado. El pueblo sentía el cansancio del populismo; no convenía dejar a la gente en la incertidumbre; creamos premisas para salir de la crisis y mejorar y normalizar la vida.
Se redujeron las Fuerzas Armadas y los presupuestos militares. Se retiraron las tropas en territorios extranjeros;  su número fue mucho menor. Se modificó la estructura enfocándola hacia la defensa. Se mostró las instalaciones militares ultra secretas que  hacía poco era imposible imaginarlo y la información evolucionó a pasos agigantados.
Al poner un fin a la Guerra Fría, surgieron conflictos del pasado, tensiones congeladas hasta ese momento, pretensiones entre ricos y pobres y una conciencia de cómo se vivía en países desarrollados
Los peligros ecológicos subsistían, agotadas las fuentes de Energía y las materias primas. La explosión demográfica se tornó incontrolable. La drogadicción aumentó y se extendió mundialmente.
Existe una oposición entre una política pacífica y el profundo egoísmo empresarial.
El perfeccionamiento de las armas atómicas y la carrera armamentista de varios países que al fin la lograron nos llevaría a un peligro que podrían hacer caer todos los acuerdos tratados en la
ONU, lo cual ayudó a resolver los problemas mediante el veto y evitar futuros baños de sangre.
Soy de naturaleza optimista y cuando propuse que para el año 2000 fueran liquidadas todas las armas nucleares y se instaurara en todas partes un sistema de seguridad internacional, me tildaron de utópico.
Dentro de dos semanas se cumplirá la invasión fascista a Rusia y también será el medio siglo del ataque a Pearl Harbour que transformó la guerra en una tragedia mundial. Su recuerdo sigue siendo doloroso e incita a esta generación a actuar.
Obtener el Premio Nóbel es un prueba que mis objetivos no están errados y que mi país fue aceptado y reconocido por los esfuerzos, mediante métodos pacíficos.

Mijail Gorbochov. Memorias de los años decisivos 1985.1992 (los grandes temas de la historia) editorial Globus, ali 1993¨”No hay reformadores felices” 13-33 y  capítulo 12 “Premio Nóbel” ,222-234
  



No hay comentarios:

Publicar un comentario